El incumplimiento de las normas y el derroche energético siguen iluminando los cielos y ocasionando impactos ambientalesEl Parc Astronòmic del Montsec (Lleida) incorpora dos nuevas proyecciones al planetario
Hace ya algunos años que empezó la instalación de los leds en el alumbrado exterior público y privado. La publicidad que los acompaña destaca que “reducen el consumo y evitan la contaminación lumínica”. Sin embargo los datos científicos demuestran que desde que empezó su implantación, la contaminación crece a un ritmo medio superior a un 2,2 % anual y, en Europa, un 85% del territorio ya está afectado por la luz. ¿Son esas ventajas anunciadas una falacia? Y, si no lo es, ¿por qué sucede esto?
Los primeros en denunciar su amenaza fueron los astrónomos
La contaminación lumínica es la luz artificial que se proyecta, por emisión directa o por reflexión en las superficies, fuera de la zona a iluminar, invadiendo el medio ambiente al dispersarse en la atmósfera. Incrementa el brillo del fondo del cielo y elimina la luz de los astros. Por ello, los primeros en denunciar su amenaza fueron los astrónomos.
El cielo de las ciudades ha dejado de ser un manto oscuro sobre el cual lucían las estrellas para convertirse en un vaho lechoso o anaranjado en el que sólo se observa la Luna y apenas alguna estrella.
No es sólo un fenómeno local, pues la dispersión de la luz se intensifica y alcanza centenares de kilómetros, especialmente si ésta es blanco-azulada, dañando la flora y fauna nocturnas.